Bienes Públicos
Los bienes públicos son bienes económicos que se caracterizan por su no rivalidad y no exclusión, dos propiedades únicas. Generalmente, estos bienes son proporcionados por el gobierno, ya que es poco probable que las empresas privadas los produzcan en condiciones normales de mercado, debido a los fallos de mercado. Los bienes económicos se dividen en privados y públicos. Mientras que los bienes privados no necesitan mayor explicación, los bienes públicos han sido ampliamente estudiados. A continuación, ofrecemos un breve resumen de sus características principales, aunque recomendamos consultar textos especializados para un análisis más profundo. La existencia de los bienes públicos depende, en gran medida, de la intervención gubernamental. Por su relevancia para la sociedad, han sido objeto de estudio desde la antigüedad. El economista Paul Samuelson identificó las siguientes características fundamentales de los bienes públicos:
- Indivisibilidad. La indivisibilidad implica que un bien o servicio no puede dividirse física o económicamente para asignarse exclusivamente a un consumidor o usuario específico. Ejemplos claros de bienes públicos indivisibles son el aire limpio, la defensa militar o la seguridad pública. Cuando el aire está limpio, todos se benefician por igual al respirarlo. En cambio, cuando el aire está contaminado, todos sufren las consecuencias. Lo mismo ocurre con la seguridad pública, el cumplimiento de la ley y la defensa nacional. Por ejemplo, si la defensa de las fronteras nacionales es insuficiente, las consecuencias afectan a toda la población. En estos casos, los bienes públicos deben ser accesibles de manera universal para cumplir con su propósito.
- No rivalidad. La no rivalidad significa que el consumo de un bien público por parte de una persona no reduce su disponibilidad para los demás. Ejemplos de esto son la seguridad pública, la defensa nacional, la preservación del patrimonio cultural y la protección de la propiedad privada. Estos bienes benefician por igual a toda la ciudadanía, sin restricciones ni limitaciones.
- No exclusión. La no exclusión se refiere a la imposibilidad de impedir que las personas que no han pagado por un bien público disfruten de sus beneficios. Esta limitación puede ser de naturaleza técnica o económica. Por ejemplo, un evasor fiscal sigue beneficiándose de la defensa militar o de los servicios de seguridad pública, aunque no contribuya económicamente. Si no se toman medidas estrictas contra la evasión fiscal, es imposible evitar que quienes no pagan accedan a bienes públicos como carreteras, defensa nacional o cuerpos policiales. De manera similar, un faro emite señales luminosas para guiar a los barcos de forma segura hacia la costa. Es técnicamente inviable cobrar por esta luz o impedir que quienes no paguen se beneficien de ella. Sin medidas más estrictas, los bienes públicos siguen estando disponibles para todos, independientemente de su contribución.
Samuelson utilizó estas tres características para definir lo que denominó un bien público puro. No obstante, es importante destacar que muy pocos bienes públicos cumplen completamente con esta definición. Los bienes públicos puros representan solo una pequeña proporción. La mayoría de los bienes públicos poseen algunas, pero no todas, de estas características, y se clasifican como bienes públicos impuros. Estos bienes combinan ciertos atributos de los bienes públicos con características típicas de los bienes privados.

No rivalidad y la curva de demanda. La producción de bienes públicos alcanza su máxima eficiencia cuando la tasa marginal de transformación es igual a la suma de las tasas marginales de sustitución en toda la comunidad. Dado que el consumo de un bien público por parte de una persona no disminuye su disponibilidad para los demás, la curva de demanda de los bienes públicos se construye de manera distinta a la de los bienes privados. En concreto, la demanda de bienes públicos se obtiene sumando verticalmente las tasas marginales de sustitución individuales, mientras que la demanda de bienes privados se calcula mediante la suma horizontal de las demandas individuales.
