Curva de oferta a largo plazo
La curva de oferta a largo plazo corresponde a la línea que se ubica en el nivel mínimo del costo total promedio y refleja el comportamiento de los costos marginales en este horizonte temporal. A largo plazo, el nivel óptimo de producción de una empresa se determina por la intersección entre la curva de costo marginal y la curva de costo total promedio. La curva de oferta a largo plazo se representa en la siguiente ilustración:
A diferencia del corto plazo, en el largo plazo las empresas deben considerar tanto los costos variables como los costos fijos al tomar decisiones. Durante este período, las empresas tienen la posibilidad de ajustar factores como la utilización de sus instalaciones, la capacidad de producción, la tecnología y el número de plantas (capacidad productiva). Por el contrario, en el corto plazo, solo pueden modificar el uso de las instalaciones existentes, ya que los cambios en la capacidad o en el número de instalaciones requieren inversiones a mediano o largo plazo.
Otra diferencia clave entre el corto y el largo plazo está en el número de empresas que participan en el mercado. En el corto plazo, este número es fijo, y cualquier ganancia extraordinaria solo atraerá nuevos competidores en el mediano o largo plazo. Para que una nueva empresa pueda ingresar al mercado, es necesario planificar inversiones, construir instalaciones y completar procesos que requieren tiempo y no pueden ejecutarse en unos pocos meses. En cambio, a largo plazo, las empresas tienen total libertad para entrar o salir del mercado según lo consideren necesario (libertad de entrada al mercado), lo que asegura que las ganancias extraordinarias (ausencia de ganancias extraordinarias) desaparezcan. Si existen estas ganancias en un mercado, nuevos competidores ingresarán rápidamente y competirán hasta eliminarlas por completo. En última instancia, a largo plazo, las ganancias extraordinarias se disipan, y el precio de mercado se ajusta al costo total promedio mínimo.
