Bienes complementarios
Los bienes complementarios son bienes económicos que se utilizan en conjunto para satisfacer una necesidad específica. Por ejemplo, el azúcar complementa al café, lo que significa que si el precio del azúcar sube, los consumidores podrían reducir su demanda tanto de azúcar como de café. Otro ejemplo es la gasolina y los automóviles: un aumento drástico en el precio de la gasolina puede provocar una disminución en las ventas de coches. Cuando los precios de los bienes complementarios varían, la curva de demanda se desplaza hacia la derecha o hacia la izquierda. Por ejemplo, si el azúcar se encarece, la curva de demanda del café (su bien complementario) se mueve hacia la izquierda.

En el caso de los bienes complementarios, la curva de demanda se desplaza hacia la izquierda si el precio de uno de ellos aumenta, y hacia la derecha si el precio baja. Con los complementos perfectos, la proporción de consumo está fijada. Estos bienes se consumen siempre juntos y en proporciones determinadas. En estas situaciones, la curva de indiferencia entre los dos bienes complementarios tiene forma de L, formando un ángulo recto.

En los complementos perfectos, la tasa marginal de sustitución es infinita. Los dos bienes, A y B, solo son útiles cuando se consumen juntos. Un ejemplo clásico es un par de zapatos: un solo zapato no tiene utilidad para el consumidor, pero ambos juntos satisfacen una necesidad. Aunque este ejemplo es útil para explicar el concepto, es importante destacar que los bienes complementarios no siempre tienen que estar en una proporción uno a uno, como los zapatos. Lo esencial es que la proporción se mantenga constante. Por ejemplo, dos cucharaditas de azúcar por cada taza de café.

En un sentido más amplio, la mayoría de los bienes pueden considerarse complementarios, ya que ningún bien por sí solo puede satisfacer completamente todas las necesidades humanas. Para disfrutar de una mejor calidad de vida, las personas necesitan consumir una variedad de bienes que cubran diferentes necesidades. Esto se refleja en la típica convexidad de las curvas de indiferencia (axioma de convexidad) para los bienes económicos normales (aquellos que no son estrictamente complementarios). Por ejemplo, los alimentos deben combinarse con agua para satisfacer la necesidad humana de comer y beber. Comer sin beber, o beber sin comer, no ofrece el mismo nivel de satisfacción.
