Barreras de entrada
Una barrera de entrada es cualquier factor que limita la competencia dentro de un mercado. Estas barreras elevan los costes y las dificultades para las nuevas empresas que intentan acceder al mercado, protegiendo así la rentabilidad de los operadores ya establecidos. Según Bain, las barreras de entrada son condiciones estructurales de largo plazo que permiten a las empresas consolidadas mantener precios por encima de los costes medios sin provocar la entrada de nuevos competidores. Estas barreras generan una asimetría entre las compañías incumbentes y los potenciales entrantes, y pueden ser de naturaleza económica, tecnológica, institucional o estratégica.
- Barrera económica. Las barreras económicas incrementan tanto los costes como los riesgos para las empresas que desean ingresar al mercado. Como señala Stigler, imponen a los nuevos entrantes costes adicionales de producción que las empresas ya establecidas no soportan. Estas últimas suelen beneficiarse de importantes economías de escala. Por ejemplo, en mercados con elevados costes fijos de producción, dominados por unos pocos grandes actores (oligopolio) o por un operador dominante (monopolio), la entrada de nuevos competidores resulta altamente desincentivada.
- Barrera tecnológica. Las barreras tecnológicas surgen cuando los nuevos participantes no pueden acceder a la tecnología necesaria para competir en condiciones de igualdad. Esto puede deberse a la existencia de patentes o al conocimiento técnico exclusivo en manos de las empresas establecidas. Estas suelen contar con tecnologías superiores y más eficientes, lo que les permite reducir sus costes de producción. Los nuevos entrantes, al no poder replicar esos niveles de eficiencia, se verían obligados a asumir costes mucho más elevados, haciendo inviable su entrada.
- Barrera institucional. Las barreras institucionales derivan de marcos regulatorios o normativas gubernamentales que restringen o impiden la entrada de nuevas empresas en determinados mercados. Suelen ser fruto de políticas proteccionistas o de decisiones regulatorias orientadas a limitar la competencia en sectores específicos, como ocurre en industrias altamente reguladas, por ejemplo, el sector energético.
- Barrera estratégica. Las barreras estratégicas resultan de actuaciones deliberadas por parte de las empresas establecidas para desalentar la entrada de nuevos competidores. Un ejemplo clásico es la estrategia de precios limitantes, en la que una empresa dominante fija precios suficientemente bajos como para que la entrada de nuevos actores resulte poco atractiva o directamente no rentable.
- Barrera estructural. Las barreras estructurales derivan de las propias características intrínsecas del mercado, es decir, de factores que no pueden ser modificados por la conducta o las estrategias de las empresas. Entre ellas se encuentran los monopolios naturales, los altos requisitos de capital o determinadas condiciones externas que limitan de manera inherente la posibilidad de entrada.
Pérdida de bienestar social. La existencia de barreras de entrada impide que los mercados alcancen un nivel de competencia perfecta y una asignación eficiente de los recursos. Por este motivo, economistas como Von Weizsäcker consideran que dichas barreras resultan perjudiciales para el bienestar social en su conjunto.
