Costos Fijos

Los costos fijos son aquella parte de los costos totales que se mantiene constante, sin importar el nivel de producción. Generalmente, están asociados a la estructura operativa de una empresa, como las instalaciones de producción, la maquinaria (incluyendo la depreciación) y los edificios. Dentro de un determinado rango de actividad, estos costos no dependen del volumen de producción: una empresa puede fabricar mucho o poco, pero su capacidad instalada sigue siendo la misma, y estos costos deben cubrirse de todos modos. Si la compañía desea aumentar su producción más allá de su capacidad actual, deberá invertir en nuevas instalaciones o adquirir equipamiento adicional.

En el siguiente gráfico, los costos fijos están representados por la línea horizontal (FC). Como no varían con el nivel de producción (q), su curva es una línea recta paralela al eje x. Las otras dos líneas representan los costos variables (VC) y los costos totales (TC).

Por ejemplo, si una empresa reduce su producción debido a una caída repentina en la demanda del mercado, seguirá teniendo que asumir el pago íntegro del alquiler, las instalaciones y la maquinaria. De la misma manera, si la demanda aumenta de forma inesperada, la empresa solo podrá incrementar su producción utilizando más insumos variables (como materias primas y mano de obra), sin modificar su capacidad productiva fija (tecnología). Expandir la capacidad productiva requiere tiempo e inversión: incluso si la empresa decide ampliarse, pueden pasar años antes de que logre construir nuevas instalaciones o adquirir maquinaria adicional. Por esta razón, en el corto plazo, los costos fijos se consideran inmutables. No obstante, en el largo plazo, también pueden volverse variables, ya que las empresas tienen la posibilidad de modernizar su tecnología y ampliar su infraestructura para adaptarse a las condiciones del mercado.