Utilidad
Utilidad hace referencia a la satisfacción o el beneficio que una persona obtiene al consumir un bien o servicio que responde a una necesidad específica. En economía, la utilidad se entiende como la capacidad de un bien o servicio para cubrir una necesidad humana. No se trata de una propiedad intrínseca del bien, sino de un concepto subjetivo, ya que varía según la percepción de cada individuo. Depende de la relación entre una necesidad concreta y la aptitud del bien para satisfacerla. Si esa relación no existe, o si el individuo no la percibe, no puede hablarse de utilidad económica. La utilidad económica se refiere, por tanto, a la adecuación real o percibida de un bien para satisfacer una necesidad. Su existencia está indisolublemente ligada a la presencia de una necesidad económica. A medida que dicha necesidad se va cubriendo, la utilidad disminuye progresivamente hasta desaparecer por completo una vez satisfecha. Además, la utilidad es un concepto relativo: depende de la naturaleza del bien o servicio, de su escasez y de la cantidad ya consumida por el individuo (lo que se conoce como utilidad relativa). Cuanto más escaso sea un bien frente a una necesidad urgente, mayor será su utilidad. Podemos distinguir las siguientes formas de utilidad:
- Utilidad inicial. Es la utilidad generada por la primera unidad consumida de un bien o servicio.
- Utilidad marginal. La utilidad marginal es la satisfacción adicional obtenida al consumir una unidad más (por pequeña que sea) de un bien. Representa la utilidad de la última unidad consumida. En general, esta utilidad tiende a decrecer con cada unidad adicional consumida -principio conocido como ley de la utilidad marginal decreciente-. La primera unidad suele aportar el mayor beneficio, mientras que las siguientes resultan cada vez menos valiosas. Finalmente, la utilidad marginal se reduce a cero cuando la necesidad ha sido completamente satisfecha.
- Utilidad total. Es la satisfacción acumulada al consumir una determinada cantidad de un bien o servicio. Se calcula como la suma de la utilidad que aporta cada unidad consumida.
La primera unidad consumida (A) proporciona un alto nivel de utilidad inicial (U1). La segunda unidad (B) aporta una utilidad inferior (U2) a la de la primera, y esta tendencia se mantiene. Según la ley de las necesidades saciables, la intensidad de una necesidad disminuye a medida que va siendo satisfecha. Al llegar a la sexta unidad (F), la necesidad se considera plenamente cubierta, y la utilidad marginal cae a cero. Cualquier consumo adicional más allá de este punto genera una utilidad negativa, provocando incomodidad o incluso insatisfacción.

El concepto de utilidad ha evolucionado con el tiempo a través de las distintas corrientes del pensamiento económico. En la economía clásica, la utilidad se asociaba principalmente al valor de uso de los bienes. Solo aquellos que podían satisfacer una necesidad eran considerados poseedores de valor de cambio positivo. Los economistas clásicos vinculaban dicho valor al coste de producción -en particular, al coste del trabajo-, mientras que el valor de uso (utilidad) se interpretaba como una apreciación cualitativa realizada por el comprador. A finales del siglo XIX, la escuela marginalista introdujo el enfoque subjetivo de la utilidad y estableció la distinción entre utilidad total y utilidad marginal.
Medición de la utilidad. Durante el siglo XIX, los economistas concibieron la utilidad como una magnitud mensurable (utilidad cardinal). Sin embargo, ante la imposibilidad de definir una función de utilidad objetiva y universal que asignara valores numéricos absolutos al nivel de satisfacción, se adoptó una visión más comparativa. La utilidad pasó a concebirse como un concepto ordinal (utilidad ordinal), útil para establecer un orden de preferencias sin necesidad de cuantificarlas con precisión.
Utilidad marginal decreciente. Una de las propiedades fundamentales de la utilidad es su tendencia a disminuir a medida que se consume más cantidad de un bien. Según la ley de la utilidad marginal decreciente, el beneficio que se obtiene de cada unidad adicional consumida es menor, ya que la urgencia de la necesidad va perdiendo intensidad. Por ejemplo, el primer vaso de agua resulta sumamente valioso para una persona sedienta, pero los siguientes serán cada vez menos satisfactorios. Una vez saciada completamente la sed, seguir bebiendo no aporta utilidad alguna e, incluso, puede generar una utilidad negativa (desutilidad). El siguiente gráfico ilustra cómo varía la utilidad marginal.
