Teoremas del bienestar

Los teoremas del bienestar son principios fundamentales en la economía política que vinculan las asignaciones eficientes en el sentido de Pareto (óptimo de Pareto) con el equilibrio competitivo walrasiano (equilibrio walrasiano). Estos teoremas parten de la creencia en la superioridad de un mercado libre y competitivo, una perspectiva desarrollada por los economistas neoclásicos para resaltar las ineficiencias de la intervención estatal y la planificación central en los sistemas económicos. Los principales teoremas del bienestar son los siguientes:

• Primer Teorema del Bienestar. El primer teorema del bienestar establece que: "un equilibrio competitivo walrasiano es eficiente en el sentido de Pareto". Esto significa que, en el punto óptimo, la razón de las tasas marginales de sustitución TMS_A/TMS_B es igual a la pendiente de la restricción presupuestaria, -p_x/p_y. En el punto e*, se alcanzan tanto un equilibrio competitivo (equilibrio walrasiano) como un resultado óptimo de Pareto (eficiencia de Pareto). La asignación de recursos en un mercado perfectamente competitivo es eficiente en el sentido de Pareto.
  
• Segundo Teorema del Bienestar. El segundo teorema del bienestar afirma que: "para cualquier asignación eficiente en el sentido de Pareto, existe un conjunto de asignaciones que corresponden a un equilibrio competitivo walrasiano". Por ejemplo, dados los precios relativos de los bienes X e Y, dos consumidores, A y B, pueden partir del punto K (no óptimo). La dotación inicial del consumidor A es (x_A, y_A), mientras que la de B es (x_B, y_B). Aunque el punto K esté sobre la línea presupuestaria, no es óptimo en el sentido de Pareto, ya que ambos consumidores pueden mejorar su bienestar mediante el intercambio, alcanzando finalmente el punto e', donde los dos logran una curva de indiferencia superior (un resultado más favorable). En el punto e', se alcanzan tanto un equilibrio competitivo (equilibrio walrasiano) como un resultado eficiente en el sentido de Pareto.
  
  El segundo teorema del bienestar se aplica tanto al intercambio como a la producción. Si las curvas de indiferencia son convexas y las isoquantas también lo son, existe un vector de precios y una distribución de recursos para cada asignación eficiente en el sentido de Pareto, que asegura tanto el equilibrio walrasiano como una asignación eficiente.

El primer teorema del bienestar establece la relación entre las asignaciones eficientes en el sentido de Pareto y el equilibrio competitivo (equilibrio walrasiano). El segundo teorema, por su parte, demuestra que cualquier equilibrio competitivo (equilibrio walrasiano) corresponde a una asignación eficiente en el sentido de Pareto.

Mercado y Planificación. El segundo teorema del bienestar también muestra que la asignación alcanzada mediante el equilibrio de mercado es equivalente a la que se logra a través de un planificador central o un hacedor de políticas. Ajustando las dotaciones iniciales con herramientas redistributivas como impuestos y subsidios, es posible alcanzar cualquier estado social eficiente en el sentido de Pareto a lo largo de la curva de contrato. Por ejemplo, partiendo de un punto no óptimo K, una autoridad central podría gravar la dotación del bien X de A y transferirla como un subsidio a B, moviendo el sistema hacia un punto óptimo de Pareto y de equilibrio, e_P. Estas políticas redistributivas seguirían permitiendo alcanzar un equilibrio socialmente óptimo y eficiente en el sentido de Pareto.

Sin embargo, ningún hacedor de políticas o planificador central puede tener toda la información necesaria para llevar a cabo una redistribución eficaz. Incluso suponiendo que una autoridad central benevolente (que actúe de buena fe) pueda alcanzar un equilibrio óptimo de Pareto mediante políticas redistributivas, el enfoque descentralizado del mercado sigue siendo más sencillo y menos costoso. Por lo tanto, confiar en un mercado perfectamente competitivo es un método más eficiente y descentralizado para lograr el equilibrio óptimo de Pareto sin necesidad de disponer de información excesiva, incurrir en altos costos de coordinación o realizar intervenciones.

Equidad y Eficiencia. El segundo teorema del bienestar distingue claramente entre equidad (justicia) y eficiencia. Reconoce que una autoridad central (planificador o hacedor de políticas) puede intervenir para modificar las asignaciones iniciales y hacer el sistema más equitativo sin comprometer la eficiencia asignativa. Por ejemplo, el equilibrio e_P podría ser socialmente más deseable que el equilibrio de mercado e'. Esto permite que se logre la equidad sin sacrificar la asignación eficiente de recursos en el sentido de Pareto.